Isumu era un perro que nunca había experimentado el amor. Lo habían abandonado cerca de un refugio, abandonado a su suerte al costado de la carretera.
Tenía una ancha raya y sangre alrededor del cuello por los grilletes que antiguamente lo habían sujetado, y sus largas uñas le causaban angustia a cada paso que daba. Su cuerpo estaba cubierto de heridas de rabia y tenía un olor único a carne podrida.
A pesar de todo su sufrimiento, los ojos de Isumu todavía tenían una chispa de vida y todavía tenía el potencial de experimentar miedo, humildad y esperanza. Oró a Dios para que alguien viniera en su ayuda y lo salvara de su angustia.
Fue encontrado por un voluntario en el refugio. Llevó a Isumu al refugio, donde recibió atención médica y le dieron una cama cómoda para dormir. Isumu es lavado y limpiado de heridas. Le dieron comida y bebida y, por primera vez en mucho tiempo, se sintió cuidado y amado.
Día 10: Isumu comenzó a recuperarse. Sus heridas comenzaron a repararse y su pelaje comenzó a crecer nuevamente. Ya no olía a carne podrida y sus ojos comenzaron a brillar de deleite y satisfacción.
Día 80: Finalmente llegó al refugio una agradable familia que quería adoptar un perro. Cuando vieron a Isumu, inmediatamente se enamoraron de él.
Podían sentir el poder y la perseverancia que se escondían debajo de su apariencia dura y sabían que él era el perro para ellos. La nueva familia de Isumu lo llevó a casa, donde lo colmaron de amor y devoción.
Ya no tenía que sufrir en silencio ni esperar que alguien lo salvara. Finalmente tuvo un hogar y una familia que lo amaba incondicionalmente.
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